“Las llamadas elecciones organizadas en Bielorrusia el 26 de enero de 2025 no cumplen con las normas internacionales mínimas para unas elecciones democráticas y carecen de toda credibilidad democrática, y no hay motivos para reconocer la legitimidad de Alexander Lukashenko como presidente”, concluyó la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa al final de un debate urgente sobre “La urgente necesidad de unas elecciones libres y justas en Bielorrusia".
Por ello, la Asamblea pidió a los Estados miembros del Consejo de Europa a rechazar la legitimidad de estas elecciones, “para dejar claro el no reconocimiento de la elección de Alexander Lukashenko como presidente de Bielorrusia” y “tomar los pasos necesarios para ampliar e intensificar las sanciones selectivas concretas dirigidas contra el régimen y quienes apoyan sus actividades ilegales”.
La resolución adoptada, basada en el informe preparado por Ryszard Petru (Polonia, ALDE), también llama a los estados miembros a “continuar e intensificar el apoyo a las estructuras de las fuerzas democráticas bielorrusas”, encabezadas por Svetlana Tijanóvskaya, “mantengan y amplíen los esfuerzos para investigar los abusos contra los derechos humanos” y “apoyen activamente los mecanismos de apoyo para facilitar la entrada y estancia en condiciones seguras y dignas” para los ciudadanos bielorrusos que escapan del régimen de Lukashenko.
La Asamblea acogió con satisfacción el establecimiento de una delegación representativa de las fuerzas democráticas bielorrusas en la APCE, presente en el hemiciclo durante el debate. Dirigiéndose a los parlamentarios, Angelika Melnikova, miembro de la delegación y presidenta del Consejo de Coordinación, afirmó que se trataba de “una motivación crucial para nosotros y una clara señal de vuestro apoyo a todos nosotros en nuestra lucha por la libertad”.
Recordó que hay “más de 1200 presos políticos, de los cuales al menos siete han sido torturados hasta la muerte, los once partidos de la oposición han sido ilegalizados; más de 1.800 organizaciones no gubernamentales y todos los medios de comunicación independientes han sido liquidados; al menos 300.000 bielorrusos se han visto obligados a exiliarse y todos nuestros ciudadanos en el extranjero están ahora privados de su derecho al voto”.
"La democracia sólo prevalecerá cuando se haga justicia. El pueblo bielorruso es una nación europea. Nuestra historia y nuestra cultura son parte integral del patrimonio histórico de Europa. Pero es igualmente importante que formemos parte del futuro de Europa", concluyó.