El lunes 8 de agosto de 1949 marcó el inicio de una semana trascendental para el Consejo de Europa. Empezó con una reunión presidida por el veterano ministro de Asuntos Exteriores de Bélgica, Paul Henri Spaak: la primera reunión del Comité de Ministros. Esa semana se inició de forma similar la Asamblea Consultiva, órgano que acabaría convirtiéndose en la Asamblea Parlamentaria.
La decisión de establecer el Consejo de Europa en Estrasburgo se tomó a propuesta del ministro británico de Asuntos Exteriores, Ernest Bevin, que pensaba que el lugar simbolizaba la esperanza de construir un nuevo tipo de Europa. Desde la Guerra de los Treinta Años del sigo XVII hasta la destrucción masiva de la Segunda Guerra Mundial, la capital de Alsacia había sido foco de conflicto y división. Ahora será la sede de una organización que trabajará para traer armonía, para salvaguardar el Estado de derecho y para proteger los derechos humanos de los individuos. El líder socialista francés Léon Blum intervino en la ceremonia y pidió a los delegados “audacia e incluso temeridad”. “Veo en la creación del Consejo de Europa -o deseo ver en ella- uno de los grandes comienzos de la historia”, dijo a los presentes.
