“Estoy profundamente consternada e indignada por la noticia del repentino fallecimiento del destacado líder de la oposición rusa Alexei Navalnyy en una prisión rusa. Las autoridades de la Federación de Rusia deben llevar a cabo inmediatamente una investigación rigurosa y poner los resultados que obtengan a disposición pública, de acuerdo con sus obligaciones internacionales.
Al mismo tiempo, el trágico final del señor Navalnyy no puede considerarse separadamente de las terribles violaciones de los derechos humanos que ha sufrido, incluido un atentado contra su vida hace tres años, una serie de causas penales por motivos políticos, así como su injusto encarcelamiento y detención en condiciones inhumanas y degradantes. Lamentablemente no se atendieron los llamamientos del Consejo de Europa para su liberación, basados en las decisiones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que Rusia estaba obligada a ejecutar.
Volviendo a Rusia hace tres años, Alexei Navalnyy desafió valientemente un sistema injusto y sin libertades, basado en la represión y el silenciamiento repetido y brutal de los opositores. Su inmenso sacrificio no es sólo un duro recordatorio del absoluto desprecio de Rusia por los derechos humanos de sus propios ciudadanos, también es un testimonio del alto precio que conlleva defender los valores de los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho.
En nombre del Consejo de Europa expreso mis más sinceras condolencias y solidaridad a su familia y amigos”.
