En una ceremonia especial celebrada en la sede del Consejo de Europa en Estrasburgo, una delegación austriaca ha entregado la Luz de Paz de Belén al secretario general adjunto de la organización. La Luz de la Paz de Belén es una tradición austriaca que se remonta a casi 40 años: cada año, y poco antes de las celebraciones navideñas, un niño de la Alta Austria (Oberösterreich) enciende una vela con la llama eterna de la Gruta de la Natividad de Belén. Luego esa vela se traslada a Austria en un farol especial por vía aérea, con Austrian Airlines, y luego se reparte por todo el mundo.
Al recibir la Luz de la Paz de Belén, el secretario general adjunto, Bjørn Berge, remarcó que la luz ha sido transportada desde la Basílica de la Natividad de Israel hasta Austria a lo largo de ya cuatro décadas. «Ha visitado países de todo el mundo concienciando y prestando apoyo a los niños con discapacidad y a las personas necesitadas, además de difundir el mensaje de esperanza y paz que constituye la esencia de las celebraciones navideñas. Este año necesitamos que la Luz de la Paz arda con más fuerza que nunca», afirmó.
La Luz de la Paz de Belén simboliza el momento de acercamiento entre los pueblos y entre las religiones, y representa el deseo, la voluntad y la responsabilidad de construir la paz. Este año, una delegación de 130 personas, compuesta por tres clases de estudiantes austriacos acompañados por un coro de Hausruck y encabezados por la diputada al Parlamento Europeo Angelika Winzig, ha entregado por primera vez la Luz de la Paz de Belén al secretario general adjunto del Consejo de Europa, Bjørn Berge. También asistieron a la ceremonia la representante permanente de Austria, Aloisia Wörgetter, y el representante permanente de Liechtenstein, Domenik Wanger, que preside actualmente el Comité de Ministros.
