“Somos seres e instituciones relacionales y, como tales, somos responsables los unos de los otros. Somos seres sociales y, como tales, compartimos el mundo y los recursos del planeta. En otras palabras, vivimos en una comunidad global y, como tal, compartimos valores comunes que trascienden las fronteras nacionales, políticas, religiosas, raciales o culturales”, dijo Su Toda Santidad Patriarca Ecuménico Bartolomé I en su discurso ante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.
“Esta conciencia ética no depende únicamente de nuestras convicciones religiosas, sino de la dignidad universal de todas las personas. Y aquí, una perspectiva con visión de futuro y al mismo tiempo realista de la religión puede desempeñar un papel vital”, añadió.
En un mundo que “se muestra cada vez más dividido y divisivo, sentimos la obligación y la vocación de construir puentes de paz y unidad, así como de cooperación y colaboración”, subrayó el Patriarca. “El Patriarcado Ecuménico es la prueba viviente de que diferentes culturas y diferentes creencias pueden coexistir en solidaridad y paz”.
“Podemos marcar la diferencia en el mundo. Podemos llevar una mayor sanación a sus gentes. Podemos proporcionar una esperanza renovada si todos nosotros, líderes políticos y religiosos trabajamos juntos por un objetivo compartido, que cosiste en dejar un mundo mejor para nuestros hijos que el que hemos heredado o creado”, afirmó Su Toda Santidad. “Un mundo en el que el conflicto y la guerra no sean la forma de resolver las disputas y divisiones, donde todas las religiones y razas sean igualmente e indiscriminadamente respetadas, donde la gente tenga suficiente amor como lengua materna de toda la humanidad, y en el que se proteja la diversidad de la naturaleza”, concluyó el Patriarca Bartolomé I.