En vísperas del día de la memoria del holocausto gitano el 2 de agosto, la comisaria de derechos humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatović, ha pedido a todos los Estados que recuerden las cientos de miles de vidas de gitanos y gitanas que se perdieron durante la Segunda Guerra Mundial y que garanticen que la historia gitana se mantiene viva para dar forma a la Europa en la que vivimos hoy y en los años venideros.
“Cada 2 de agosto nos recuerda los oscuros tiempos de muerte, deportación y persecución que vivieron los gitanos. Casi ocho décadas después, el conocimiento de la historia y de la cultura de los gitanos sigue siendo marginal en las sociedades europeas. La falta de educación sobre el pasado y el presente de los romaníes ha conducido a una situación en la que aún son víctimas de odio, violencia y discriminación generalizada a diario.
En varios Estados miembros del Consejo de Europa, muchos gitanos siguen sin tener acceso a servicios básicos tales como la asistencia sanitaria, una vivienda digna y la educación. Esto se ha puesto de manifiesto en los últimos tiempos, como en el contexto de la guerra en Ucrania y de la pandemia de COVID-19.
Reconocer la historia de los gitanos debe constituir una base sobre la que los Estados miembros diseñen políticas y las implementen adecuadamente para superar el antigitanismo, la exclusión social, la segregación y la marginación de los gitanos. Los Estados miembros tienen a su disposición diferentes herramientas para asegurar que la memoria de los que se perdieron permanece y se convierte en medidas concretas de protección de los derechos humanos de los romaníes.
En mi mensaje a la conferencia final del proyecto CHACHIPEN ‘Historia, memoria y justicia para los gitanos en Europa’ y antes del día internacional del pueblo gitano de este año, subrayé la importancia de enseñar historia como una de las herramientas para evitar que vuelvan a producirse violaciones de los derechos humanos.
Otras herramientas incluyen invertir en conmemoraciones, también construir monumentos y lugares dedicados a la memoria de las víctimas romaníes del Holocausto, la constitución de comisiones de la verdad y la reconciliación, la capacitación de activistas gitanos para que participen en procesos de justicia transicional y el reconocimiento del antigitanismo como una forma específica de racismo contra los gitanos.
La conmemoración del 2 de agosto debe servir de recordatorio a las autoridades estatales para que actúen con determinación con este fin y para construir una narrativa común de respeto a nuestro patrimonio compartido y nuestra diversidad cultural para las generaciones presentes y futuras”.