Los titulares de las noticias de toda Europa indican la persistencia del antigitanismo y la discriminación contra los gitanos y los pueblos nómadas. Son una de las minorías étnicas más grandes de Europa y se enfrentan a retos polifacéticos: desde los prejuicios de la cobertura informativa y el limitado acceso a la educación de calidad y al mercado laboral, hasta la exclusión social y la segregación.
A medida que nos acercamos al día internacional del pueblo gitano (8 de abril), quiero llamar la atención sobre las necesidades especiales que tienen las mujeres y las niñas gitanas y nómadas, que se enfrentan a barreras críticas a la vez que son pilares de sus familias y comunidades.
La pobreza, las políticas contra el nomadismo y la malas condiciones de vivienda y alojamiento les afectan de manera desproporcionada. Con demasiada frecuencia su acceso a la educación, al empleo y a la atención sanitaria también se ven restringidos.
De hecho, los informes de los órganos de supervisión del Consejo de Europa confirman las desventajas específicas de género en materia de registro de asistencia escolar, alfabetización y empleo de las mujeres y niñas romaníes y nómadas respecto a sus homólogos masculinos.
A pesar de estos obstáculos, me infunde esperanza saber de mujeres gitanas y nómadas que han estado a la vanguardia del cambio, que desafían los estereotipos, defienden la justicia y exigen igualdad de derechos. Su valentía alimenta nuestro camino colectivo hacia la igualdad, y merecen nuestro apoyo.
Para garantizar este apoyo, el Consejo de Europa cuenta con importantes herramientas, desde nuestro Plan de Acción Estratégico para la Inclusión de los Romaníes y los Travellers (2020-2025) hasta nuestra Estrategia para la Igualdad de Género 2024-2029, que incluye un enfoque interseccional en todas las políticas y medidas para empoderar a las mujeres y las niñas.
La adopción en el día de hoy de la Recomendación del Comité de Ministros sobre la igualdad de las mujeres y niñas romaníes reconoce su contribución a la sociedad, a la vez que pide a los Estados miembros que adopten medidas concretas para mejorar su situación.
Desde garantizar la participación igualitaria de las niñas gitanas y nómadas en la educación de calidad hasta eliminar los impedimentos financieros o administrativos que les impiden acceder a la atención sanitaria, la Recomendación —elaborada por el Comité Directivo de lucha contra la Discriminación, por la Diversidad y la Inclusión— también pide a los Estados miembros y a sus autoridades locales que apoyen la participación de las mujeres y niñas gitanas en el ejercicio de actividades cívicas, comunitarias y políticas. Esta participación debe estar libre de violencia, acoso, incitación al odio y sexismo.
Nuestro trabajo para reforzar a las comunidades romaníes y nómadas no consiste únicamente en eliminar barreras. Consiste en la resiliencia, la esperanza y el progreso.
Empoderar a las mujeres y niñas gitanas significa reconocer su capacidad de acción, amplificar sus voces y proporcionarles plataformas de liderazgo. Este reconocimiento esencial ayudará a todas las comunidades romaníes y nómadas de Europa. Sólo trabajando juntos y juntas podemos construir un mundo en el que la igualdad no sea un objetivo lejano, sino un realidad vivida.